Elena Canter aborda el diseño de joyas en 1988, y se inicia en la escultura años después.
En su proceso creativo, actúan de forma notable, los escenarios de su vida. El Bibao industrial, aparece rotundo, y le aporta una particular perspectiva. Una estética, que se alimenta de los juegos geométricos, grúas y tendidos eléctricos. Bosques de chimeneas y estructuras oxidadas, en un paisaje verde, bajo un cielo gris templado.
La Ibiza de su juventud, le aporta fantasía. Recupera en sus tiendas joyas, sombreros objetos, y ornamentos coloristas del período de “entreguerras”.
De este encuentro, ademas de su interés por las joyas tribales, movimientos artísticos como el Cubismo, el Art-Decó, o la arquitectura contemporánea, nacen sus joyas.
Desde su particular universo, posa sobre la piel, toda la fuerza de su mensaje. Medallones, brazaletes, que parecen venir de un espacio sin tiempo. Escudos y emblemas de Amazonas Invisibles.
Sus joyas se fabrican, una a una, en un proceso, concienzudo y ritual.